Presidente, otro pleito
Armando Ríos Ruiz miércoles 12, Ago 2020Perfil de México
Armando Ríos Ruiz
Parece que es verdad lo que muchos dicen del Presidente: que no está bien de sus facultades mentales. Parece no darse cuenta de que critica lo que él hace con más énfasis que nadie. Otros dicen también que es todo lo que ha criticado y no hay día que no deje claras evidencias de esta situación.
Muchos mexicanos no se acostumbran. Por eso dicen con enfado que utiliza las conferencias matutinas para verter toda la hiel que es capaz de desparramar; que siempre está en busca de algún enemigo o simplemente lo inventa y después lo conserva como tal para hablar mal de él, para juzgarlo, para calumniarlo.
Usa la misma estrategia de siempre, para deleite de sus chairos, tan simples en su estructura mental, que gozan con frenesí cuando alude al pasado para echar culpas de lo que ahora le corresponde remediar. Grazna como chachalaca y jamás se dio cuenta. De otra manera no hubiera hecho ninguna comparación del animal con un ex presidente.
Permanece inmerso en un discurso que todo mundo se sabe de memoria, en reacciones que la gente ya conoce de sobra, en mentiras que son demasiado claras para no distinguirlas, ya que ser mentiroso es un arte que él no posee. Dicen que para serlo, hay que tener excelente memoria y honestamente, él está despojado de ese don.
Ayer dijo una cosa y hoy se retracta impávido, sin una chispa de pena por haber lanzado algún exabrupto. Hoy se muestra retador y al día siguiente rechaza la afrenta y el mismo reto que le formule el aludido. Ayer dijo que la pandemia era un mito y hoy pide un minuto de silencio por los más de 50 mil muertos que ha cobrado. Ayer dijo que no está comprobado científicamente el uso del cubreboca (no lee) y hoy acepta la necesidad de usarlo. ¿Alguien le entiende?
Sus seguidores lo intentan y si no entienden hacen como que si y enseguida lanzan sus denuestos faltos de ingenio y de argumentos, llenos de faltas de ortografía y con el mínimo conocimiento del tema que pretenden abordar. Para vergüenza ajena de quienes sabemos que QUÉ se escribe así y no con K.
Tocó el turno de arremeter contra el ex presidente Calderón, a quien acusó de haber encabezado un “narcoestado”, porque tuvo como colaborador a Genaro García Luna, un hombre enredado con ese gremio. Los mismos “narcos” lo exhibieron en diferentes ocasiones en mantas, en las que aseguraban pagarle diversas cantidades de dinero a cambio de permitir sus actividades.
Es inconcebible que alguien que se ha negado sistemática y rotundamente a enfrentar a esos criminales, a quienes recomienda insistentemente abrazar y darles el mejor trato, “porque también son humanos”, aunque actúen como animales rabiosos, se atreva a imputar a otros lo que él mismo semeja.
Es inaudito que alguien que va directamente a la sierra de Sinaloa a saludar a la madre de “El Chapo” y al festejo del cumpleaños de su hijo, se atreva a tildar a alguien, a quien sea, de haber tenido relaciones con el crimen organizado, al que él mismo no se atrevería a molestar ni con el roce de su mano, si no es para acariciarlo y llenarlo de bendiciones.
Cuando el ex presidente le propuso reunirse par discutir muchos temas inherentes a los problemas que vive México y que se han agravado por causa de su pésimo gobierno, le dijo que no. Así de simple. Pero eso nos hacer ver que tira la piedra y esconde la mano.
Insólito que alguien que insiste en no cambiar su estrategia contra el narco, sea capaz de inculpar de nexos con él, cuando no hay pruebas ni las exhibió. No tengo nada a favor de Calderón, pero en Derecho se dice que quien acusa, está obligado a probar.
No e es posible vislumbrar un cambio en nada. Tampoco en su intención de modificar la ley para permanecer siempre en la Primera Magistratura.